LA TAREA MAS IMPORTANTE DE LOS CAFICULTORES


El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor. Confucio


La realidad cafetalera en Venezuela exige de los caficultores una conducta de alto compromiso que pueda reorientar y direccionar de manera correcta y definitiva toda esta dinámica agrícola, económica y social que gira en torno a este rubro agrícola que otrora constituyó la fuente de riquezas que generaba el sustento a un país que despuntaba como una población con un destacado potencial agrícola capáz de sostener un crecimiento en franco desarrollo.


Durante muchos años hemos visto que nuestro mundo del café está carente de liderazgo, de organización y de una política cafetalera definida. No existe hoy día una política de Estado en materia café, esto es aprovechado por empresarios inescrupulosos que se adueñan del fruto de nuestro trabajo, lo cual nos coloca en minusvalía ante la economía mundial. No tenemos certeza de cuántos somos, dónde estamos, la superficie cultivada y demás especificaciones del mundo del trabajo del caficultor.


Pese a ser un país con probadas cualidades naturales, edafoclimaticas, históricas y culturales, que nos colocan en el mundo como un país con altas potencialidades para ser un importante productor de café, no hemos podido despegar para escalar las posiciones que nos permita ubicarnos en el sitial que nos corresponde en el universo cafetero. Esto se debe entre otras cosas a la carencia de una política de Estado capáz de convertir este rubro agrícola en un importante generador de riquezas para nuestro país y nuestra población campesina.


Otra gran causa de esta realidad, es la incapacidad demostrada hasta ahora, de darnos una estructura organizativa y gremial que pueda integrar a todo el sector cafetalero del país, para construir de manera colectiva un diseño de organización gremial que pueda reorientar de manera definitiva al sector campesino del café hacia la prosperidad y el desarrollo sustentable y sostenible, que nos dé la posibilidad de convertir está digna tarea de sembradores de esperanzas, en un fuerte bastión de desarrollo del país y de la población campesina que se dedica a este histórico cultivo.


Los partidos y la politiqueria acabaron con las estructuras gremiales que en un tiempo fueron soporte de las luchas campesinas. Los métodos de lucha y los dirigentes altamente contamiinados de burocratismo, corrupción y falta de conciencia de clase fueron menguando la capacidad organizativa y de lucha. Esta vez debemos darnos una organización autónoma, independiente y distanciada de la politiquería que arropa el escenario del momento. Nuestro objetivo deber estar centrado en los caficultores y el mundo natural que le rodea, puesto que es la naturaleza sana la que garantiza una eficiente producción y productividad.


Los gremios y estructuras organizativas creadas para orientar las luchas cafetaleras fueron secuestradas por irracionales y egoístas conductas de nuestros dirigentes y provocaron su aniquilamiento. Ya no hay ni rastros de la Asociación Venezolana del Café y apenas quedan unos núcleos de PACCA que obedecen a interés grupales alejados de nuestras propias realidades.


Desde estás cumbres nos dirijimos a todo el universo campesino que en Venezuela se dedica a esta hermosa tarea de cultivar café, para presentarles nuestra firme propuesta de avanzar hacia la consolidación de una estructura organizativa que pueda darnos la posibilidad cierta de reorientar la lucha por nuestros derechos cámpesinos y relanzar la caficultura hacia niveles de producción y productividad respetables, que garanticen un crecimiento sostenido en perfecta armonía con el mundo natural, que exige de nosotros un compromiso de vida. Esta estructura organizativa debe incorporar a todos los campesinos de la patria que nos dedicamos con amor a este cultivo que está llamado a convertirse en un soporte importante de la economía nacional.


Está organización cafetalera debemos construirla de manera colectiva, que responda a las necesidades de los caficultores, alejado de los partidos y la politiquería que tanto daño a causado a la organización popular. Debe ser una estructura organizativa para la lucha, para la construcción de un caficultura de avanzada, diseñada para los nuevos tiempos y en en ella estarán agrupados todos los municipios del país que se dedican a este histórico cultivo.


Las nuevas realidades exigen nuevos métodos organizativos y de lucha, nuevos liderazgos y nuevas maneras de ver la agricultura. No podemos continuar desgastandonos en el economicismo y el reivindicativismo sin entender que hay que cambiar las estructuras que nos atan a una economía cafetalera explotadora causante del empobrecimiento progresivo de los pequeños y medianos caficultores.


Somos los caficultores quienes debemos diseñar la política cafetalera, no podemos continuar permitiendo que sean los industriales y poderosos quienes direccionen el camino.


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